La orientación espacial juega un papel sumamente importante en el desarrollo de la lectura y la escritura.
Tanto la lectura como la escritura siguen una direccionalidad clara de izquierda a derecha, es decir, empezamos a leer desde la izquierda y terminamos en la derecha. En el momento en que no tenemos clara esta direccionalidad es cuando se suelen dar las inversiones en la lectura, las rotaciones de letras, especialmente aquellas más proclives a la rotación como son la b y la d o la p y la q. Estas rotaciones, se deben a la simetría existentes entre estos caracteres y pueden provocar importantes dificultades en la lectoescritura, dificultades que en algunas ocasiones pueden ser confundidas con dislexia.