Los complejos en la infancia resultan muy comunes. En los primeros años de vida se va definiendo la personalidad, por lo que los comentarios de los demás pueden afectar el desarrollo emocional del niño.
Los complejos suelen tener su origen en la infancia, se afianzan en la adolescencia y, si no se superan, se manifiestan abiertamente en la edad adulta. Su origen reside en múltiples factores: defectos físicos, choques emocionales o deseos no satisfechos. El resultado puede ser un individuo atormentado, amargado, que se siente incómodo y rechaza los cambios naturales de la vida, que se siente inseguro e inferior frente a los demás.Es importante observar esas conductas e intentar atajar el problema cuanto antes.
Cómo superar los complejos
En la mayoría de los casos los complejos se pueden superar sin ayuda o terapia. Puede ser suficiente reconocerlos, aceptarlos y desear superarlos para luego seguir una serie de pautas:
- Valorarse: es fundamental aprender a valorarse por lo que uno es y no por lo que otros digan.
- No busca aprobación: hay que actuar en función de las propias convicciones y criterios sin tener en cuenta lo que otros querrían.
- Quererse: aprender a quererse y aceptarse con los defectos y las virtudes. Todos son así.
- Limitaciones: hay que reconocer las propias limitaciones con naturalidad.
- Crear un vínculo: debes brindarle seguridad dándole ánimo y estímulo, los niños se sentirán apoyados en sentido emocional y eso les permitirá afrontar cualquier reto.
- Refuerzo positivo: hay que enseñar a los demás, en vez de exhibir y hablar de nuestros defectos.
- Autoestima: todo tiene siempre un lado positivo. Hay que evitar negativizar las cosas en función de nuestros defectos.
- Educarlo con el buen ejemplo: evita ser crítico, exigente o irritante con tu hijo. Frases como: «No sirves para nada», «Eres un total desastre», o «No haces las cosas bien», solo generarán complejos en el pequeño.
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