«EL IDIOTA» (La fabula del pelotudo), para contarla en clase con moraleja

«EL IDIOTA» (La fabula del pelotudo), para contarla en clase

Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el pelotudo del pueblo…

Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el pelotudo del pueblo. Un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños mandados y recibiendo limosnas. Diariamente, algunos hombres llamaban al pelotudo al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 50 centavos y otra de menor tamaño, pero de 1 peso. Él siempre agarraba la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos. Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, lo llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió: – Lo sé, no soy tan pelotudo…, vale la mitad, pero el día que escoja la otra, el jueguito se acaba y no voy a ganar más mi moneda. Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones:

La primera: Quien parece pelotudo, no siempre lo es.

La segunda: ¿Cuáles eran los verdaderos pelotudos de la historia?

La tercera: Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos

La cuarta: (pero la conclusión más interesante) Podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan los demás de nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo

MORALEJA:

«El verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser pelotudo delante de un pelotudo que aparenta ser inteligente»

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1 Response

  1. Angela dice:

    La lengua se ha empobrecido tanto, se ha naturalizado la ordinariez. Los niños, los jovenes, los docentes cada vez hablan peor, no usan sinónimos, porque los desconocen. No usan nombre propio para dirigirse al otro, porque el vulgarismo gana. Se perdió la cortesia, la educación, no sólo en la calle, sino en los mismos establecimientos educativos. el termino empleado aquí siempre fue una ofensa, una falta de respeto, por lo que se sustituía por «tonto». Que pena que en este espacio, que siempre ha sido tan rico, también se presente esto con esos tèrminos para trabajarlo con los chicos. Una pena seguir llendo a menos, en lugar de hacia más.

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